SINTESIS ARGUMENTAL
Desde el centro de la Tierra, morada de Satanás, Dante asciende guiado por Virgilio hacia la isla donde se alza la montaña del Purgatorio.
Con el permiso de Catón de Utica, guardián del lugar, ambos cumplen los ritos de purificación y presencian la llegada del Ángel conduciendo en su barca a las almas recién desencarnadas que llegan a este nuevo mundo. Dante reconoce en el grupo a su amigo Casella quien entona una de sus canciones favoritas. Catón los urge a encontrar el sendero de ascenso a la montaña.
El ante-purgatorio, espacio anterior a la puerta de acceso, está ocupado por las almas de los que se arrepintieron de sus pecados en el último minuto de la vida y han de aguardar tantos años como vivieron a que se les permita la entrada en la vía de la purificación. Dante encuentra a su amigo Belacqua y posteriormente a Boncante, antiguo enemigo. Un demonio se filtra desde el Infierno y pretende robar un alma pero Virgilio interviene devolviéndolo al hielo.
Dante prosigue su ascenso guiado por Virgilio quien lo instruye en las cuestiones del espíritu. Ambos observan de lejos al grupo de reyes y emperadores que esperan purgar sus vidas por no haber cumplido con sus deberes como mandatarios. Luego contemplan a la serpiente del Jardín del Edén, paseándose entre las almas, y que un ángel ahuyenta.
Dante sueña que un pájaro lo agarra para elevarlo al cielo y llevarlo hasta una gran puerta. Cuando despierta, el ángel le marca en la frente las siete P de los pecados capitales que irá borrando en el ascenso de la montaña. Pasada la puerta de ingreso al Purgatorio, se suceden las siete cornisas donde se purga por un vicio del espíritu: primero, la soberbia; segundo, la envidia; tercero, la ira; cuarto, la pereza; quinto, la avaricia; sexto, la gula y séptimo, la lujuria. En cada escalón de la montaña, Dante conoce a distintos personajes históricos y míticos que purgan su espíritu de las miserias del mundo terrenal.
Estacio desciende del Paraíso para ayudar a Dante en su purificación por el fuego. Dante, agotado luego de transitar este elemento de la naturaleza, se duerme y sueña con Lía y Raquel, representaciones humanas de la vida activa y contemplativa. Virgilio lo despierta en el Jardín del Edén, cúspide trunca de la montaña. La función encomendada a Virgilio ha terminado. El gran poeta romano lo consagra y se despide. Por fin, ante los ojos de Dante, la imagen de Beatriz, su amor, guía final en la elevación al Paraíso.
Desde el centro de la Tierra, morada de Satanás, Dante asciende guiado por Virgilio hacia la isla donde se alza la montaña del Purgatorio.
Con el permiso de Catón de Utica, guardián del lugar, ambos cumplen los ritos de purificación y presencian la llegada del Ángel conduciendo en su barca a las almas recién desencarnadas que llegan a este nuevo mundo. Dante reconoce en el grupo a su amigo Casella quien entona una de sus canciones favoritas. Catón los urge a encontrar el sendero de ascenso a la montaña.
El ante-purgatorio, espacio anterior a la puerta de acceso, está ocupado por las almas de los que se arrepintieron de sus pecados en el último minuto de la vida y han de aguardar tantos años como vivieron a que se les permita la entrada en la vía de la purificación. Dante encuentra a su amigo Belacqua y posteriormente a Boncante, antiguo enemigo. Un demonio se filtra desde el Infierno y pretende robar un alma pero Virgilio interviene devolviéndolo al hielo.
Dante prosigue su ascenso guiado por Virgilio quien lo instruye en las cuestiones del espíritu. Ambos observan de lejos al grupo de reyes y emperadores que esperan purgar sus vidas por no haber cumplido con sus deberes como mandatarios. Luego contemplan a la serpiente del Jardín del Edén, paseándose entre las almas, y que un ángel ahuyenta.
Dante sueña que un pájaro lo agarra para elevarlo al cielo y llevarlo hasta una gran puerta. Cuando despierta, el ángel le marca en la frente las siete P de los pecados capitales que irá borrando en el ascenso de la montaña. Pasada la puerta de ingreso al Purgatorio, se suceden las siete cornisas donde se purga por un vicio del espíritu: primero, la soberbia; segundo, la envidia; tercero, la ira; cuarto, la pereza; quinto, la avaricia; sexto, la gula y séptimo, la lujuria. En cada escalón de la montaña, Dante conoce a distintos personajes históricos y míticos que purgan su espíritu de las miserias del mundo terrenal.
Estacio desciende del Paraíso para ayudar a Dante en su purificación por el fuego. Dante, agotado luego de transitar este elemento de la naturaleza, se duerme y sueña con Lía y Raquel, representaciones humanas de la vida activa y contemplativa. Virgilio lo despierta en el Jardín del Edén, cúspide trunca de la montaña. La función encomendada a Virgilio ha terminado. El gran poeta romano lo consagra y se despide. Por fin, ante los ojos de Dante, la imagen de Beatriz, su amor, guía final en la elevación al Paraíso.
Palabras de Jorge Sanguinetti
“Al traducir las obras de Dante Alighieri, conocí la extensión calculada de sus tercetos y la gloria de sus rimas. Comprendí que me encontraba ante un inmenso y soberano poeta capaz de perfilar en palabras los misterios de la vida de los hombres. Supo mostrar la tristeza de la conciencia herida y la inmensa alegría de la virtud y del buen ‘conócete a ti mismo’.
Puse allí tres años de trabajo, tal vez los más fecundos de mi vida. Palabra tras palabra, pude llegar a comprender algo del mensaje que Dante nos deja. Su pluma enamora las emociones del lector a fin de que contemple una entidad superior a las realidades concretas que acostumbramos a vivir. El encanto de su arte es capaz de meterse entre el alma y el espíritu para desentrañar los mejores sentimientos de los que somos capaces.
Habló de los hombres, sus misterios y sus glorias, y agotado de tanta Luz que lo inundaba, cuando a su alta fantasía le faltaron las fuerzas, supo cerrar su labor glorificando a aquel Amor, que mueve al Sol y a las demás estrellas.”
Puse allí tres años de trabajo, tal vez los más fecundos de mi vida. Palabra tras palabra, pude llegar a comprender algo del mensaje que Dante nos deja. Su pluma enamora las emociones del lector a fin de que contemple una entidad superior a las realidades concretas que acostumbramos a vivir. El encanto de su arte es capaz de meterse entre el alma y el espíritu para desentrañar los mejores sentimientos de los que somos capaces.
Habló de los hombres, sus misterios y sus glorias, y agotado de tanta Luz que lo inundaba, cuando a su alta fantasía le faltaron las fuerzas, supo cerrar su labor glorificando a aquel Amor, que mueve al Sol y a las demás estrellas.”
ELENCO
Dante: Emiliano Carrazzone
Virgilio: José Luis De Giano
Guido Guinizelli/Erisictón/Alma: Oscar Rodriguez
Ángel/Procne/Pasifa: Patricia Carro
Casella/Felipe, el Hermoso/Alma: Juan Moretti
Manfredo/Rey Amán/Hombre de la Lujuria/Alma: Sebastián Bisio
Belacqua/Papa Martino/Carlos de Anjou: Leonardo Alcarraz
Emperador Rodolfo/Rey Nimrod/Alma: Edgardo Souza
Un demonio/Estacio/: Gonzalo Villanueva
Serpiente del Edén/Hugo Capeto/Alma: Oscar Gimenez
Soldado/Hombre de la Lujuria/Pigmalión/Alma: Nicolás Conti
Boncante/Rey Midas: Inti
Humberto Aldobrandesco/Catón/Alma: Miguel Finkelstein
Sapia/Lía /Mujer de la Lujuria/Alma: Eva Matarazzo
Poeta/Hija/Alma: Paula Cancela
Sirena de la Pereza/Mujer de la Lujuria/Alma: Anahí Calvigioni
Mujer noble y santa/Raquel/Beatriz: Sofía Spano
Luces del Purgatorio: Mailén Niño, Ruth Nomeisky, Juan Altamirano, Ignacio Parra
Virgilio: José Luis De Giano
Guido Guinizelli/Erisictón/Alma: Oscar Rodriguez
Ángel/Procne/Pasifa: Patricia Carro
Casella/Felipe, el Hermoso/Alma: Juan Moretti
Manfredo/Rey Amán/Hombre de la Lujuria/Alma: Sebastián Bisio
Belacqua/Papa Martino/Carlos de Anjou: Leonardo Alcarraz
Emperador Rodolfo/Rey Nimrod/Alma: Edgardo Souza
Un demonio/Estacio/: Gonzalo Villanueva
Serpiente del Edén/Hugo Capeto/Alma: Oscar Gimenez
Soldado/Hombre de la Lujuria/Pigmalión/Alma: Nicolás Conti
Boncante/Rey Midas: Inti
Humberto Aldobrandesco/Catón/Alma: Miguel Finkelstein
Sapia/Lía /Mujer de la Lujuria/Alma: Eva Matarazzo
Poeta/Hija/Alma: Paula Cancela
Sirena de la Pereza/Mujer de la Lujuria/Alma: Anahí Calvigioni
Mujer noble y santa/Raquel/Beatriz: Sofía Spano
Luces del Purgatorio: Mailén Niño, Ruth Nomeisky, Juan Altamirano, Ignacio Parra
FICHA TÉCNICA
Idea, traducción y adaptación literaria: Jorge Sanguinetti
Diseño y realización de vestuario: Fernanda Piamonti
Diseño y realización de máscaras:
María Maidana Corpus
Diseño de sonido: Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva
Diseño de escenografía: Legionarios y Gonzalo Villanueva
Diseño de luces: Gonzalo Villanueva
Diseño gráfico y realización de animaciones: Sebastián Cáceres
Melodías: Natalia Lucía y Juan Moretti
Realización de escenografía: Ing. Antonio Muñoz
Realización del báculo de Virgilio y del Árbol de la Sabiduría: Alberto Cuello
Asistencia de producción: Eva Raffo, Mailén Niño y Iñaki Aguirre
Asistencia de dirección: Eva Raffo y Mailén Niño
Puesta en escena y dirección de actores: Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva
Un agradecimiento especial a Anahí Calvigioni, Eva Raffo, Juan Moretti y AleMonster Somoza por prestarnos su música.
Diseño y realización de vestuario: Fernanda Piamonti
Diseño y realización de máscaras:
María Maidana Corpus
Diseño de sonido: Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva
Diseño de escenografía: Legionarios y Gonzalo Villanueva
Diseño de luces: Gonzalo Villanueva
Diseño gráfico y realización de animaciones: Sebastián Cáceres
Melodías: Natalia Lucía y Juan Moretti
Realización de escenografía: Ing. Antonio Muñoz
Realización del báculo de Virgilio y del Árbol de la Sabiduría: Alberto Cuello
Asistencia de producción: Eva Raffo, Mailén Niño y Iñaki Aguirre
Asistencia de dirección: Eva Raffo y Mailén Niño
Puesta en escena y dirección de actores: Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva
Un agradecimiento especial a Anahí Calvigioni, Eva Raffo, Juan Moretti y AleMonster Somoza por prestarnos su música.
QUIÉNES SOMOS
Sebastián Cáceres
Animador formado desde temprana edad bajo la enseñanza de su abuelo Ubaldo Galuppo (pionero de la animación argentina). Estudiante del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Artes) para la “Licenciatura en Arte Audiovisual”. Entre sus trabajos dentro del medio de la animación participó en producciones nacionales para publicidad y en largometrajes como Valentina (Ilusion Studios - 2008) y en producciones internacionales como la serie de TV “Nada que ver” (México). Actualmente es director de la revista Cine Animado -Primera Revista Latinoamericana dedicada a la Animación-www.cineanimado.com
Luciano Cohen
Se formó con Marcelo Savignone, Gabriel Yamil, Alfredo Iriarte, Jeremy Wade, Walter Velásquez y Leandro Rosatti. Como actor trabajó en “De noche”, “Cacuara Capitán del espacio”, “Martinica” y “Todos mueren al final”, entre otras producciones. Ha realizado la Asistencia de dirección en seis espectáculos dirigidos por Marcelo Savignone. Es docente de Iniciación y juegos teatrales, Máscara neutra, Bufón e Improvisación en el Teatro Belisario. Se desempeña como Coordinador artístico del teatro Belisario. Realizó el montaje y el entrenamiento del Bufón en "Crónica breve de un rey y su sombra" en el Teatro Payró en 2009.
María Maidana Corpus
Escultora y realizadora escenográfica y de utilería. Es también alfarera y Profesora Nacional de escultura. Entre sus trabajos como realizadora para tv y cine se cuentan piezas originales y réplicas para "Montecristo", "Son de fierro", "Mujeres asesinas", "Amas de casa desesperadas", "Epitafios", entre otras producciones. Realizó la escenografía y utilería de "Crónica breve de un rey y su sombra" en 2009.
Fernanda Piamonti
Licenciada en Artes plásticas (UNLP). Ha merecido numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales. Su trabajo se expone y vende en varias galerías de la Argentina, Estados Unidos y Europa. Aprendió el oficio de modista y diseñadora de vestuario de su madre. http://www.fernandapiamonti.com/
Jorge Sanguinetti
Poeta, filósofo y escritor. Ha publicado tres obras de filosofía con Editorial Kier. Ha traducido e interpretado los textos de filósofos presocráticos así como la obra de Hermes Trismegisto. Tradujo y comentó la obra completa de Dante Alighieri. Es el responsable de la Traducción y Adaptación teatral de "VITRIOL". http://www.servisur.com/
Gonzalo Villanueva
Es Lic. en Comunicación Social (UA) con una especialización en Realización Audiovisual en la NYFA. Como actor, se formó con Lizardo Laphitz, Agustín Alezzo y en el Lee Strasberg Theater Institute. Continuó sus estudios con Ricardo Bartís, Augusto Fernández y Robert Castle, en Nueva York. Fue elenco estable de la compañía Repertorio Español de NYC participando en siete producciones entre las que se cuentan “Yerma”, “Bodas de sangre”, “Los cabellos de Absalón” y “La malasangre”. Protagonizó “El diario de Adán y Eva” y “El kaso Dora” en Puerto Rico. Fue actor del show “Villa Villa” de la compañía de la Guarda en su gira por Buenos Aires. Protagonizó “Edipo Rey” en el Teatro del Abasto y participó en “Eduardo III”, obra inédita de Shakespeare en su estreno latinoamericano. Protagonizó y realizó la Puesta en escena de "Crónica breve de un rey y su sombra" en el Teatro Payró en 2009 y Teatro Belisario en 2010.
Animador formado desde temprana edad bajo la enseñanza de su abuelo Ubaldo Galuppo (pionero de la animación argentina). Estudiante del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Artes) para la “Licenciatura en Arte Audiovisual”. Entre sus trabajos dentro del medio de la animación participó en producciones nacionales para publicidad y en largometrajes como Valentina (Ilusion Studios - 2008) y en producciones internacionales como la serie de TV “Nada que ver” (México). Actualmente es director de la revista Cine Animado -Primera Revista Latinoamericana dedicada a la Animación-www.cineanimado.com
Luciano Cohen
Se formó con Marcelo Savignone, Gabriel Yamil, Alfredo Iriarte, Jeremy Wade, Walter Velásquez y Leandro Rosatti. Como actor trabajó en “De noche”, “Cacuara Capitán del espacio”, “Martinica” y “Todos mueren al final”, entre otras producciones. Ha realizado la Asistencia de dirección en seis espectáculos dirigidos por Marcelo Savignone. Es docente de Iniciación y juegos teatrales, Máscara neutra, Bufón e Improvisación en el Teatro Belisario. Se desempeña como Coordinador artístico del teatro Belisario. Realizó el montaje y el entrenamiento del Bufón en "Crónica breve de un rey y su sombra" en el Teatro Payró en 2009.
María Maidana Corpus
Escultora y realizadora escenográfica y de utilería. Es también alfarera y Profesora Nacional de escultura. Entre sus trabajos como realizadora para tv y cine se cuentan piezas originales y réplicas para "Montecristo", "Son de fierro", "Mujeres asesinas", "Amas de casa desesperadas", "Epitafios", entre otras producciones. Realizó la escenografía y utilería de "Crónica breve de un rey y su sombra" en 2009.
Fernanda Piamonti
Licenciada en Artes plásticas (UNLP). Ha merecido numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales. Su trabajo se expone y vende en varias galerías de la Argentina, Estados Unidos y Europa. Aprendió el oficio de modista y diseñadora de vestuario de su madre. http://www.fernandapiamonti.com/
Jorge Sanguinetti
Poeta, filósofo y escritor. Ha publicado tres obras de filosofía con Editorial Kier. Ha traducido e interpretado los textos de filósofos presocráticos así como la obra de Hermes Trismegisto. Tradujo y comentó la obra completa de Dante Alighieri. Es el responsable de la Traducción y Adaptación teatral de "VITRIOL". http://www.servisur.com/
Gonzalo Villanueva
Es Lic. en Comunicación Social (UA) con una especialización en Realización Audiovisual en la NYFA. Como actor, se formó con Lizardo Laphitz, Agustín Alezzo y en el Lee Strasberg Theater Institute. Continuó sus estudios con Ricardo Bartís, Augusto Fernández y Robert Castle, en Nueva York. Fue elenco estable de la compañía Repertorio Español de NYC participando en siete producciones entre las que se cuentan “Yerma”, “Bodas de sangre”, “Los cabellos de Absalón” y “La malasangre”. Protagonizó “El diario de Adán y Eva” y “El kaso Dora” en Puerto Rico. Fue actor del show “Villa Villa” de la compañía de la Guarda en su gira por Buenos Aires. Protagonizó “Edipo Rey” en el Teatro del Abasto y participó en “Eduardo III”, obra inédita de Shakespeare en su estreno latinoamericano. Protagonizó y realizó la Puesta en escena de "Crónica breve de un rey y su sombra" en el Teatro Payró en 2009 y Teatro Belisario en 2010.
Sobre VITRIOL...
"Muy impactado con las proporciones y profundidad del trabajo que se han mandado. Me parece que se conjugan varios elementos para ello: un texto bien hecho, actuaciones entregadas, la luz, la estética general del espectáculo y el espacio misterioso y tan "ad hoc" que supone el Pasaje. Felicitaciones!" Daniel Suárez Marzal
VITRIOL, noticias del Purgatorio
Una Avda. de Mayo desierta en la lluviosa noche de sábado. El clima no puede ser más espectral.
Descendiendo entre tinieblas de humo a las entrañas mismas del Palacio Barolo, el visitante accede a un mundo habitualmente inexpugnable: las puertas mismas del Purgatorio, donde las almas en tránsito procuran redimir sus culpas como estación obligada en el último viaje.
Por allí Dante, como testigo obligado y privilegiado en su ascenso desde los infiernos hacia el Eden, donde lo espera su amor, Beatriz, y guiado por el poeta romano Virgilio, tendrá ocasión de asistir al desfile ante sus ojos de los siete pecados capitales, y de algunos de los más encumbrados personajes históricos, monarcas y hasta Papas, confesando sus más vergonzantes miserias.
“Vitriol “, (tal el título de la inquietante propuesta), se trata de una adaptación teatral del Purgatorio de la “Divina Comedia”, de Dante Alighieri. Esta pieza fue presentada en 2010 en dos únicas funciones (en conmemoración del Bicentenario de la Revolución de Mayo) y luego realizó una temporada de funciones en La Manufactura Papelera, del barrio de San Telmo, para recalar ahora en el emblemático Palacio de la zona de Congreso.
La puesta se destaca por una única estructura escenográfica, (símbolo del ascenso y los distintos estadios en él), una proyección de video en el piso y un manejo de luces íntegramente operado “desde adentro” del propio espacio escénico por los intérpretes, confiriéndole a sus rostros y máscaras un carácter (si se pudiera…) aún más fantasmagórico.
Un sólido y nutrido elenco de actores y actrices caracterizados por su alto compromiso emocional y físico, los que a su vez tienen a su cargo una diversidad de personajes cada uno, sumados a la antedicha puesta en escena (dinámica e inteligente), hacen de esta obra un ejemplar poco frecuente en nuestra cartelera.
Para los intrigados, la palabra VITRIOL se compone de las iniciales de una oración latina: VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM, lo que traducido se leería como “Visita el interior de la tierra y rectificando usted encontrará la piedra oculta” lo cual se ha interpretado como un mensaje que incita al iniciado para cavar en su propia alma, y así encontrar la sabiduría.
Vitriol es asimismo el nombre de un compuesto químico: un sulfato cáustico de varios metales, tal como cobre, hierro o el zinc, lo que de alguna manera también remite a la referencia demoníaca del azufre.
Como si la boca del subte “A”, de pronto comunicara con otro lugar más fantástico que Buenos Aires…
Néstro De Giobbi
www.castingportena.com.ar
Descendiendo entre tinieblas de humo a las entrañas mismas del Palacio Barolo, el visitante accede a un mundo habitualmente inexpugnable: las puertas mismas del Purgatorio, donde las almas en tránsito procuran redimir sus culpas como estación obligada en el último viaje.
Por allí Dante, como testigo obligado y privilegiado en su ascenso desde los infiernos hacia el Eden, donde lo espera su amor, Beatriz, y guiado por el poeta romano Virgilio, tendrá ocasión de asistir al desfile ante sus ojos de los siete pecados capitales, y de algunos de los más encumbrados personajes históricos, monarcas y hasta Papas, confesando sus más vergonzantes miserias.
“Vitriol “, (tal el título de la inquietante propuesta), se trata de una adaptación teatral del Purgatorio de la “Divina Comedia”, de Dante Alighieri. Esta pieza fue presentada en 2010 en dos únicas funciones (en conmemoración del Bicentenario de la Revolución de Mayo) y luego realizó una temporada de funciones en La Manufactura Papelera, del barrio de San Telmo, para recalar ahora en el emblemático Palacio de la zona de Congreso.
La puesta se destaca por una única estructura escenográfica, (símbolo del ascenso y los distintos estadios en él), una proyección de video en el piso y un manejo de luces íntegramente operado “desde adentro” del propio espacio escénico por los intérpretes, confiriéndole a sus rostros y máscaras un carácter (si se pudiera…) aún más fantasmagórico.
Un sólido y nutrido elenco de actores y actrices caracterizados por su alto compromiso emocional y físico, los que a su vez tienen a su cargo una diversidad de personajes cada uno, sumados a la antedicha puesta en escena (dinámica e inteligente), hacen de esta obra un ejemplar poco frecuente en nuestra cartelera.
Para los intrigados, la palabra VITRIOL se compone de las iniciales de una oración latina: VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM, lo que traducido se leería como “Visita el interior de la tierra y rectificando usted encontrará la piedra oculta” lo cual se ha interpretado como un mensaje que incita al iniciado para cavar en su propia alma, y así encontrar la sabiduría.
Vitriol es asimismo el nombre de un compuesto químico: un sulfato cáustico de varios metales, tal como cobre, hierro o el zinc, lo que de alguna manera también remite a la referencia demoníaca del azufre.
Como si la boca del subte “A”, de pronto comunicara con otro lugar más fantástico que Buenos Aires…
Néstro De Giobbi
www.castingportena.com.ar
Un purgatorio trasladado a nosotros por el despliegue formal
Suelo decir en broma a mis alumnos que el paso siguiente a la proliferación de películas en 3D y de hologramas experimentales será el teatro. En el teatro la representación se corporiza, adquiere volumen, atraviesa nuestro mismo espacio. Eso es más cierto aún si se trata de una puesta en escena en el patio del viejo edificio de La Manufactura Papelera en el centro mismo de San Telmo. A nivel o desde los balcones, más de cincuenta espectadores delimitamos con nuestra hilera de sillas el escenario dentro del cual los actores se desplazan en la penumbra, rozándonos casi, alternándose con cuatro iluminadores al ras, que son también parte, y parte importante, de la representación. Me estoy refiriendo a la adaptación libre de El Purgatorio de la Divina Comedia de Dante Alighieri, puesta en escena por Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva, a partir de idea, traducción y adaptación literaria de Jorge Sanguinetti.
Llevar a escena El Purgatorio es de una audacia considerable. No sólo porque se trata de una versión de un clásico. Yo ya había visto una certera puesta de Edipo Rey de Villanueva y sé que luego montó una versión libre de Rey Lear. Pero en este caso el texto base no es dramático si no épico-lírico y, además, procede de una obra compleja, poco y mal leída entre nosotros. En Italia los alumnos de los buenos liceos conocen de memoria ristras de tercetos de Dante, pero en Argentina los estudiantes de las carreras de Letras con frecuencia no leen El Quijote (para buscar una equivalencia en nuestra lengua) y mucho menos La Comedia. El contexto cultural que internaliza esta obra del Siglo XIV es extraño a nuestra cultura. Estamos desacostumbrados de pensar en la vida posterior a la muerte y de hacerlo, las categorías con las que pensaba en ella Il Sommo Poeta nos llegan mediadas por estereotipos o ridiculizaciones. Por todo eso creo que Vitriol es una apuesta audaz.
Justamente con la Commedia ejemplificaba Umberto Eco lo que es una obra cerrada, compuesta bajo una poética de la necesidad, repleta de códigos sólo disponibles para los lectores expertos, promotora, por eso, de algunas pocas lecturas canónicas, correctas. Pero como el mismo Eco dice, “no hay nada más abierto que una obra cerrada”. Es el contraste entre la visión magisterial, jerárquica, erudita, históricamente situada del ultramundo que se desprende del “contenido” del Purgatorio de Dante y la “forma” de Vitriol lo más interesante para mí. Efectivamente sobre el texto se opera una selección, por ejemplo de los personajes con los que se encuentra Dante mientras sigue a Virgilio en el ascenso por el monte (y aun así son muchos, representados a razón de dos o tres por cada actor de un electo de veinte), pero se conserva la pureza original del verso. Y se hace bien porque ante todo La Divina Comedia es poesía, excelsa.
A partir del suelo del texto literario se edifica la moderna versión que del Purgatorio ofrece Vitriol. Desde el punto de vista semiótico los materiales son múltiples: la penumbra y las luces puntuales ya aludidas, a las que hay que añadir la esfera iluminada que corona el báculo de Virgilio, el humo que cubre la sala, el vestuario brillante o andrajoso según vista a un monarca o a un alma que purga alguno de los siete pecados capitales, las máscaras que cubren el rostro de los muertos en algunos de los giros del monte, etc. El monte mismo es una estructura de metal con tres rampas que ascienden en espiral y sirven para simular las siete vueltas del purgatorio, cada cual reservada a un pecado. En su cima aparece, al final de la obra, un árbol de la sabiduría, metonimia del Paraíso terrenal.
A los diseños fijos se le agregan los móviles. Las coreografías en la alternancia de manifestaciones corales e individuales que caracterizan a las sucesivas visiones de Dante. Con ráfagas sugerentes y otras medio grotescas. Hay incluso un breve film: para representar un sueño del Poeta se proyecta desde el techo en el piso una bella animación de un pájaro.
A la imagen se añade el sonido, de los parlamentos y las rimas musitadas, pero también de los gritos y gemidos, repetidos: estamos en el Purgatorio. Cada tanto estremecen los ruidos de los saltos sobre el tablado o de los golpes sobre el la estructura de metal. Casella (amigo de Dante, primera aparición que él reconoce) ejecuta una melodía con su flauta traversa , instrumento que vuelve a sonar al final para acompañar el canto de Beatriz: melodías del principio y del fin del camino.
Las interpretaciones, desparejas, casi son menos importantes que la puesta, y dan cuerpo personajes, conocidos o muy remotos para nosotros: históricos (Felipe, el Hermoso, Guido Guinizelli…) o mitológicos (rey Midas, Sirena…) judeo-cristianos (Papa Marino, Raquel y Lía) o paganos (Catón, Estacio…) y no humanos también (Serpiente, almas…). La obra evitó la metáfora personalista del ascenso de cada uno por la difícil montaña de los propios vicios que parece insinuada en el título “Vitriol”, si es que alude al empeño alquimista que conduce a la piedra filosofal.
Es una puesta, entonces, en la que convergen numerosos lenguajes esmeradamente producidos para representar a un clásico. En mi opinión, la “apertura” de la obra original se opera en la forma contemporánea de esta adaptación o mejor dicho en el anacronismo entre el texto base y la puesta en escena. Ese precioso trabajo ya invita a trabajar también al espectador, para aplicar el contenido al contexto de recepción de cada uno.
Dr. Damián Fernández Pedemonte
UNLP/UA/CONICET
Llevar a escena El Purgatorio es de una audacia considerable. No sólo porque se trata de una versión de un clásico. Yo ya había visto una certera puesta de Edipo Rey de Villanueva y sé que luego montó una versión libre de Rey Lear. Pero en este caso el texto base no es dramático si no épico-lírico y, además, procede de una obra compleja, poco y mal leída entre nosotros. En Italia los alumnos de los buenos liceos conocen de memoria ristras de tercetos de Dante, pero en Argentina los estudiantes de las carreras de Letras con frecuencia no leen El Quijote (para buscar una equivalencia en nuestra lengua) y mucho menos La Comedia. El contexto cultural que internaliza esta obra del Siglo XIV es extraño a nuestra cultura. Estamos desacostumbrados de pensar en la vida posterior a la muerte y de hacerlo, las categorías con las que pensaba en ella Il Sommo Poeta nos llegan mediadas por estereotipos o ridiculizaciones. Por todo eso creo que Vitriol es una apuesta audaz.
Justamente con la Commedia ejemplificaba Umberto Eco lo que es una obra cerrada, compuesta bajo una poética de la necesidad, repleta de códigos sólo disponibles para los lectores expertos, promotora, por eso, de algunas pocas lecturas canónicas, correctas. Pero como el mismo Eco dice, “no hay nada más abierto que una obra cerrada”. Es el contraste entre la visión magisterial, jerárquica, erudita, históricamente situada del ultramundo que se desprende del “contenido” del Purgatorio de Dante y la “forma” de Vitriol lo más interesante para mí. Efectivamente sobre el texto se opera una selección, por ejemplo de los personajes con los que se encuentra Dante mientras sigue a Virgilio en el ascenso por el monte (y aun así son muchos, representados a razón de dos o tres por cada actor de un electo de veinte), pero se conserva la pureza original del verso. Y se hace bien porque ante todo La Divina Comedia es poesía, excelsa.
A partir del suelo del texto literario se edifica la moderna versión que del Purgatorio ofrece Vitriol. Desde el punto de vista semiótico los materiales son múltiples: la penumbra y las luces puntuales ya aludidas, a las que hay que añadir la esfera iluminada que corona el báculo de Virgilio, el humo que cubre la sala, el vestuario brillante o andrajoso según vista a un monarca o a un alma que purga alguno de los siete pecados capitales, las máscaras que cubren el rostro de los muertos en algunos de los giros del monte, etc. El monte mismo es una estructura de metal con tres rampas que ascienden en espiral y sirven para simular las siete vueltas del purgatorio, cada cual reservada a un pecado. En su cima aparece, al final de la obra, un árbol de la sabiduría, metonimia del Paraíso terrenal.
A los diseños fijos se le agregan los móviles. Las coreografías en la alternancia de manifestaciones corales e individuales que caracterizan a las sucesivas visiones de Dante. Con ráfagas sugerentes y otras medio grotescas. Hay incluso un breve film: para representar un sueño del Poeta se proyecta desde el techo en el piso una bella animación de un pájaro.
A la imagen se añade el sonido, de los parlamentos y las rimas musitadas, pero también de los gritos y gemidos, repetidos: estamos en el Purgatorio. Cada tanto estremecen los ruidos de los saltos sobre el tablado o de los golpes sobre el la estructura de metal. Casella (amigo de Dante, primera aparición que él reconoce) ejecuta una melodía con su flauta traversa , instrumento que vuelve a sonar al final para acompañar el canto de Beatriz: melodías del principio y del fin del camino.
Las interpretaciones, desparejas, casi son menos importantes que la puesta, y dan cuerpo personajes, conocidos o muy remotos para nosotros: históricos (Felipe, el Hermoso, Guido Guinizelli…) o mitológicos (rey Midas, Sirena…) judeo-cristianos (Papa Marino, Raquel y Lía) o paganos (Catón, Estacio…) y no humanos también (Serpiente, almas…). La obra evitó la metáfora personalista del ascenso de cada uno por la difícil montaña de los propios vicios que parece insinuada en el título “Vitriol”, si es que alude al empeño alquimista que conduce a la piedra filosofal.
Es una puesta, entonces, en la que convergen numerosos lenguajes esmeradamente producidos para representar a un clásico. En mi opinión, la “apertura” de la obra original se opera en la forma contemporánea de esta adaptación o mejor dicho en el anacronismo entre el texto base y la puesta en escena. Ese precioso trabajo ya invita a trabajar también al espectador, para aplicar el contenido al contexto de recepción de cada uno.
Dr. Damián Fernández Pedemonte
UNLP/UA/CONICET
El ascenso a la última montaña
La puesta en escena de un clásico, local o universal, es una de las modalidades más comunes mediante la cual un determinado campo teatral se mantiene productivo. Además de los montajes tradicionales, los textos consagrados convocan actualizaciones y reelaboraciones que varían sus motivos y permiten la manifestación de sensibilidades contemporáneas. En el caso de VITRIOL, la Divina Comedia de Dante Alighieri es la fuente literaria, traducida meticulosamente por Jorge Sanguinetti, quien además realizó su adaptación performance oriented: una adaptación teatral libre internacional, que parte de un texto no dramático y se orienta específicamente a su montaje escénico.
Sanguinetti, Gonzalo Villanueva y Luciano Cohen (los dos puestistas y encargados de la dirección de actores) percibieron cierta virtualidad espectacular específica en el Purgatorio. Eso les permitió proyectarla en el diseño de una producción que se esmera en mostrar al espectador el ascenso de las siete cornisas de la montaña que “il Sommo Poeta” describe a partir del Canto IX. En el caso de Villanueva, llega a esta quinta puesta en escena personal con experiencia en el trabajo con clásicos: durante siete producciones fue integrante de la compañía Repertorio Español de New York, y en Buenos Aires montó adaptaciones de Edipo Rey (Teatro del Abasto, 2008/09) y Rey Lear (Teatro Payró, 2009).
Así como la claridad de la traducción hace que el espectador obtenga provecho de este contacto con el gran clásico de la lengua italiana, el desafío de escenificar una creación tan compleja se resolvió a nivel de puesta mediante una economía de signos basada en la acumulación. Los diversos sistemas significantes fueron de esa manera articulados para engendrar un semantismo global que expresa padecimiento, penuria. Villanueva se especializó en Realización Audiovisual y se percibe un trabajo intenso con la luz y los sonidos. Así, la penumbra que Dante atraviesa durante su elevación al Paraíso se representó con una iluminación muy localizada, que cuatro intérpretes dosifican desde dentro del espacio escénico. Los mismos se desplazan por el espacio durante la totalidad del espectáculo, sin que los espectadores puedan verlos, e interactúan con los actores. En el aspecto sonoro, una explotación fuerte de signos acústicos no verbales, como ruidos y sonidos de golpes, produce sensación de amenaza, molestia, y simultáneamente colabora en construir el espacio dramático desde lo auditivo.
El sendero de ascenso y la montaña se recrearon mediante una estructura piramidal metálica, con cuatro rampas que permiten establecer diferentes niveles. Personajes míticos e históricos que se van sucediendo se ubican en esa zona, entre ellos, Belacqua, un demonio animalizado, Lía y Raquel, representaciones humanas de la vida activa y contemplativa, finalmente Beatriz. En su caracterización se destaca el vestuario diseñado por la artista plástica Fernanda Piamonti, autora también de una bella pintura para la difusión de VITRIOL.
Las resignificaciones de textos canónicos suelen conllevar intenciones contextualizadoras. El tema de los pecados capitales parecería invitar especialmente a establecer referencias a ámbitos o situaciones locales, o más inmediatos, sin embargo, esta no fue la opción del equipo. A pesar del desafío de regular disponibilidades actorales diferentes en un elenco numeroso, la recreación no deja de vivificar al ancestro artístico: podemos suponer que VITRIOL motivará a los espectadores a recurrir a la fuente para continuar allí su peregrinaje receptivo.
Dr. Lucas Rimoldi
UNLP/CONICET
Sanguinetti, Gonzalo Villanueva y Luciano Cohen (los dos puestistas y encargados de la dirección de actores) percibieron cierta virtualidad espectacular específica en el Purgatorio. Eso les permitió proyectarla en el diseño de una producción que se esmera en mostrar al espectador el ascenso de las siete cornisas de la montaña que “il Sommo Poeta” describe a partir del Canto IX. En el caso de Villanueva, llega a esta quinta puesta en escena personal con experiencia en el trabajo con clásicos: durante siete producciones fue integrante de la compañía Repertorio Español de New York, y en Buenos Aires montó adaptaciones de Edipo Rey (Teatro del Abasto, 2008/09) y Rey Lear (Teatro Payró, 2009).
Así como la claridad de la traducción hace que el espectador obtenga provecho de este contacto con el gran clásico de la lengua italiana, el desafío de escenificar una creación tan compleja se resolvió a nivel de puesta mediante una economía de signos basada en la acumulación. Los diversos sistemas significantes fueron de esa manera articulados para engendrar un semantismo global que expresa padecimiento, penuria. Villanueva se especializó en Realización Audiovisual y se percibe un trabajo intenso con la luz y los sonidos. Así, la penumbra que Dante atraviesa durante su elevación al Paraíso se representó con una iluminación muy localizada, que cuatro intérpretes dosifican desde dentro del espacio escénico. Los mismos se desplazan por el espacio durante la totalidad del espectáculo, sin que los espectadores puedan verlos, e interactúan con los actores. En el aspecto sonoro, una explotación fuerte de signos acústicos no verbales, como ruidos y sonidos de golpes, produce sensación de amenaza, molestia, y simultáneamente colabora en construir el espacio dramático desde lo auditivo.
El sendero de ascenso y la montaña se recrearon mediante una estructura piramidal metálica, con cuatro rampas que permiten establecer diferentes niveles. Personajes míticos e históricos que se van sucediendo se ubican en esa zona, entre ellos, Belacqua, un demonio animalizado, Lía y Raquel, representaciones humanas de la vida activa y contemplativa, finalmente Beatriz. En su caracterización se destaca el vestuario diseñado por la artista plástica Fernanda Piamonti, autora también de una bella pintura para la difusión de VITRIOL.
Las resignificaciones de textos canónicos suelen conllevar intenciones contextualizadoras. El tema de los pecados capitales parecería invitar especialmente a establecer referencias a ámbitos o situaciones locales, o más inmediatos, sin embargo, esta no fue la opción del equipo. A pesar del desafío de regular disponibilidades actorales diferentes en un elenco numeroso, la recreación no deja de vivificar al ancestro artístico: podemos suponer que VITRIOL motivará a los espectadores a recurrir a la fuente para continuar allí su peregrinaje receptivo.
Dr. Lucas Rimoldi
UNLP/CONICET
VITRIOL, un sugestivo purgatorio
No es fácil comprender el texto de Dante Alighieri, como tampoco lo es la adaptación teatral realizada por Jorge Sanguinetti, que desarrolla el tema en menos de una hora, aun basada en una buena traducción. Por eso se hace necesario leer el programa de mano, donde se trata de explicar sintéticamente –ardua tarea- el argumento de lo que se verá, aunque no haya referencia alguna al acróstico que forma la palabra del título. Si la pieza se viera sin tener idea alguna de su contenido, se gozarán igualmente las poéticas y sentidas frases del autor italiano, en sabia elección de Sanguinetti, que apelan –con cierto hermetismo- al ser humano, a su espíritu, al inconmensurable misterio de la muerte, al desarrollo de la vida terrena y su relación con la vida eterna.
La puesta en escena ideada por Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva mantiene alguna esencia clásica aunque minimalista, con elementos contemporáneos en el vestuario y en la mayestática torre metálica que representa el Purgatorio, por donde se deberá pasar para llegar al anhelado paraíso. Mallas metálicas, arpilleras, fantasmales máscaras, sandalias y coronas visten los cuerpos, junto a báculos iluminados a la manera de guerras intergalácticas, barbas no muy buen solucionadas que llegan a filtrar palabras dichas por el actor y negros plásticos que remedan bolsas de basura. En un elenco algo desparejo y con marcaciones no siempre acertadas para el espacio en que se mueven –incluyendo el desprolijo saludo final-, sobresalen Emiliano Carrazzone en su composición de Dante, con creíbles gestos e intención; Alejandro González como Carlos de Anjou; Oscar Giménez personificando la provocativa Serpiente del Edén; y Marilyn Anahí Calvigioni en sus representaciones de la pereza y la lujuria. Deleitan la voz y el encanto de Natalia Lucía, acompañada por las melodías que interpreta Juan Moretti en flauta travesera, mientras oscila entre Casella, Felipe el Hermoso o un alma errante.
Es en la parte estética donde reside el gran atractivo, en las imágenes iluminadas puntualmente por las corpóreas “luces del purgatorio”, que constantemente se mueven, recreando climas con intensidad, colores y protagonismo. Aves y fuegos aparecen también, proyectados en el piso, fundiéndose con los coreográficos movimientos de los artistas. La puesta se torna, por momentos, casi operística. Es cuando más se disfruta.
Martin Wullich
La puesta en escena ideada por Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva mantiene alguna esencia clásica aunque minimalista, con elementos contemporáneos en el vestuario y en la mayestática torre metálica que representa el Purgatorio, por donde se deberá pasar para llegar al anhelado paraíso. Mallas metálicas, arpilleras, fantasmales máscaras, sandalias y coronas visten los cuerpos, junto a báculos iluminados a la manera de guerras intergalácticas, barbas no muy buen solucionadas que llegan a filtrar palabras dichas por el actor y negros plásticos que remedan bolsas de basura. En un elenco algo desparejo y con marcaciones no siempre acertadas para el espacio en que se mueven –incluyendo el desprolijo saludo final-, sobresalen Emiliano Carrazzone en su composición de Dante, con creíbles gestos e intención; Alejandro González como Carlos de Anjou; Oscar Giménez personificando la provocativa Serpiente del Edén; y Marilyn Anahí Calvigioni en sus representaciones de la pereza y la lujuria. Deleitan la voz y el encanto de Natalia Lucía, acompañada por las melodías que interpreta Juan Moretti en flauta travesera, mientras oscila entre Casella, Felipe el Hermoso o un alma errante.
Es en la parte estética donde reside el gran atractivo, en las imágenes iluminadas puntualmente por las corpóreas “luces del purgatorio”, que constantemente se mueven, recreando climas con intensidad, colores y protagonismo. Aves y fuegos aparecen también, proyectados en el piso, fundiéndose con los coreográficos movimientos de los artistas. La puesta se torna, por momentos, casi operística. Es cuando más se disfruta.
Martin Wullich
VITRIOL: Un inteligente montaje nada fácil de olvidar.
No es nada fácil lograr una buena adaptación de una parte de la obra de Dante Alighieri, es fácil caer en el peligro de sacarla de contexto. Sin embargo, partiendo de la impecable traducción de Jorge Sanguinetti, quien también realizó la adaptación teatral del “Purgatorio”, de La divina comedia, Luciano Cohen y Gonzalo Villanueva logran un dinámico montaje de este clásico de la literatura universal.
La puesta de Cohen y Villanueva es muy ingeniosa y abunda en aciertos. No es fácil manejar diecinueve actores quienes, a su vez, interpretan cincuenta y seis personajes, sin embargo, los puestistas logran un ajustado movimiento escénico, y un excelente aprovechamiento del espacio de la sala de La Manufactura Papelera.
La escenografía, también de Gonzalo Villanueva, compuesta por una torre metálica (cuidadosamente realizada artesanalmente por el Ingeniero Antonio Muñoz), es funcional y no distrae la atención del resto de la escena. También son destacables las labores de la diseñadora de vestuario, Fernanda Piamonti, y de la diseñadora de las máscaras, María Maidana Corpus, que con mucha creatividad logran impactar con mínimos recursos como mallas de metal, trajes de arpillera y máscaras que logran dar muy buen efecto al mundo del más allá.
Las actuaciones de todo el conjunto son muy parejas, todos tienen una participación siempre a tempo y correctas, y sería injusto destacar a unos sobre otros. Los papeles principales se ajustan cómodamente a las necesidades del texto. Se destacan todos, pero es necesario mencionar que las actuaciones de Emiliano Carrazzone (Dante), Pablo Tiscornia (Virgilio) y Oscar Giménez (la Serpiente del Edén, Hugo Capeto y un alma), son las que tienen el mayor dominio de la escena.
Uno de los mayores hallazgos de la obra, es la excelente iluminación diseñada por José Luis de Giano y Gonzalo Villanueva, y manejada desde la escena misma por las “almas del purgatorio” que van alternándose desde diferentes ángulos para dar luz a otros personajes. También impactan las proyecciones animadas realizadas por Sebastián Cáceres que se proyectan sobre el suelo de la escena.
Vitriol es una hermosa sorpresa para los espectadores, un clásico con una puesta actual, que respeta los códigos del teatro y, por momentos, se apropia de los de la opera. Un inteligente montaje nada fácil de olvidar.
© Osvaldo Sabino* para PRESSENTA.COM.AR - Buenos Aires, octubre 2010.
*OSVALDO SABINO es Escritor, Dramaturgo, Crítico y Director teatral.
www.osabino.com - www.osvaldosabino.blogspot.com
La puesta de Cohen y Villanueva es muy ingeniosa y abunda en aciertos. No es fácil manejar diecinueve actores quienes, a su vez, interpretan cincuenta y seis personajes, sin embargo, los puestistas logran un ajustado movimiento escénico, y un excelente aprovechamiento del espacio de la sala de La Manufactura Papelera.
La escenografía, también de Gonzalo Villanueva, compuesta por una torre metálica (cuidadosamente realizada artesanalmente por el Ingeniero Antonio Muñoz), es funcional y no distrae la atención del resto de la escena. También son destacables las labores de la diseñadora de vestuario, Fernanda Piamonti, y de la diseñadora de las máscaras, María Maidana Corpus, que con mucha creatividad logran impactar con mínimos recursos como mallas de metal, trajes de arpillera y máscaras que logran dar muy buen efecto al mundo del más allá.
Las actuaciones de todo el conjunto son muy parejas, todos tienen una participación siempre a tempo y correctas, y sería injusto destacar a unos sobre otros. Los papeles principales se ajustan cómodamente a las necesidades del texto. Se destacan todos, pero es necesario mencionar que las actuaciones de Emiliano Carrazzone (Dante), Pablo Tiscornia (Virgilio) y Oscar Giménez (la Serpiente del Edén, Hugo Capeto y un alma), son las que tienen el mayor dominio de la escena.
Uno de los mayores hallazgos de la obra, es la excelente iluminación diseñada por José Luis de Giano y Gonzalo Villanueva, y manejada desde la escena misma por las “almas del purgatorio” que van alternándose desde diferentes ángulos para dar luz a otros personajes. También impactan las proyecciones animadas realizadas por Sebastián Cáceres que se proyectan sobre el suelo de la escena.
Vitriol es una hermosa sorpresa para los espectadores, un clásico con una puesta actual, que respeta los códigos del teatro y, por momentos, se apropia de los de la opera. Un inteligente montaje nada fácil de olvidar.
© Osvaldo Sabino* para PRESSENTA.COM.AR - Buenos Aires, octubre 2010.
*OSVALDO SABINO es Escritor, Dramaturgo, Crítico y Director teatral.
www.osabino.com - www.osvaldosabino.blogspot.com
VITRIOL
Inspirado en la travesía del Purgatorio, VITRIOL crea su propia cosmogonía escénica de La Divina Comedia, precursora de siglos de inspiración literaria que hoy nos interpela a través de esta inquietante puesta. Jorge Sanguinetti convirtió este tramo del poema dantesco en un bello texto dramático; Gonzalo Villanueva y Luciano Cohen recrean su pulso poético con sonidos y luces que destacan una policromía de texturas expresada por el refinado vestuario de Fernanda Piamonti.
En la arquitectura alegórica de La Divina Comedia, el Purgatorio es una noche tenebrosa –más intensa que la del Infierno-, ubicada en una montaña con siete cornisas que significan los siete pecados mortales, en cuya cima se encuentra el jardín del Edén. Vitriol recrea esta topografía mediante una estructura piramidal que debe ser escalada por los personajes; la oscuridad es atravesada por los haces de linternas sujetas por actores que se desplazan invisibles por la escena, intensificando el carácter dominante de la penumbra. Concebir una iluminación actoral invisible es explorar límites no sólo escenográficos. En el Purgatorio, todos los personajes, salvo Dante, son ánimas que se arrepintieron; por eso están inmersas en esta travesía penitente que, a diferencia del Infierno y del Cielo donde castigo o bienaventuranza son eternos, es un pasaje a la eternidad a través de la angustia moral, el peso de la culpa en seres autoconcientes, las almas, que aún carecen del libre albedrío de los justos. La herida moral se curará definitivamente con la visión del Edén, que asoma en la escena final con el Árbol de la sabiduría, alegoría de la naturaleza redimida y morada de la enigmática Beatriz. Sin embargo, la certeza del Edén no resulta un alivio, porque estas almas no pueden alimentarse de esperanza, reacción propia del psiquismo humano, que se ilusiona con el porvenir para tolerar el duro oficio de vivir. Las ánimas penitentes, en cambio, son conciencias desterradas en un ciego ascenso, sin descanso, ni consuelo imaginario.
La guía de Virgilio, una sombra del Limbo, le permite a Dante ver con ojos interiores, escuchar lo recóndito de la intimidad penitente a través de gemidos corales, relatos aislados de personajes míticos, históricos, héroes y anti–héroes. Ritmos, melodías, voces tienen coloratura; los colores de los cuerpos adoptan ritmos; integran una sinfonía policromática que marca un pulso poético en cada escena. Letanías corales alternadas gimen con pies descalzos, rodillas desnudas, espaldas encorvadas, cabellos indómitos. Espectros reptílicos, mitológicos y oníricos evocan la fantasmagórica atmósfera dantesca. ¿Será esta travesía un sueño de Dante personaje? ¿O quizás una arquitectura teologal travestida en elementos oníricos?
La puesta propone recuperar el latido poético de Alighieri, la mirada interior de su protagonista homónimo, el enigma de su musa, el arte en la invisibilidad de lo representado. Como lo sugiere el final, la aproximación a la belleza es evanescente. El arte como luz de un rayo sin fulgor.
Lic. Gabriela Ramazzotti
UBA
En la arquitectura alegórica de La Divina Comedia, el Purgatorio es una noche tenebrosa –más intensa que la del Infierno-, ubicada en una montaña con siete cornisas que significan los siete pecados mortales, en cuya cima se encuentra el jardín del Edén. Vitriol recrea esta topografía mediante una estructura piramidal que debe ser escalada por los personajes; la oscuridad es atravesada por los haces de linternas sujetas por actores que se desplazan invisibles por la escena, intensificando el carácter dominante de la penumbra. Concebir una iluminación actoral invisible es explorar límites no sólo escenográficos. En el Purgatorio, todos los personajes, salvo Dante, son ánimas que se arrepintieron; por eso están inmersas en esta travesía penitente que, a diferencia del Infierno y del Cielo donde castigo o bienaventuranza son eternos, es un pasaje a la eternidad a través de la angustia moral, el peso de la culpa en seres autoconcientes, las almas, que aún carecen del libre albedrío de los justos. La herida moral se curará definitivamente con la visión del Edén, que asoma en la escena final con el Árbol de la sabiduría, alegoría de la naturaleza redimida y morada de la enigmática Beatriz. Sin embargo, la certeza del Edén no resulta un alivio, porque estas almas no pueden alimentarse de esperanza, reacción propia del psiquismo humano, que se ilusiona con el porvenir para tolerar el duro oficio de vivir. Las ánimas penitentes, en cambio, son conciencias desterradas en un ciego ascenso, sin descanso, ni consuelo imaginario.
La guía de Virgilio, una sombra del Limbo, le permite a Dante ver con ojos interiores, escuchar lo recóndito de la intimidad penitente a través de gemidos corales, relatos aislados de personajes míticos, históricos, héroes y anti–héroes. Ritmos, melodías, voces tienen coloratura; los colores de los cuerpos adoptan ritmos; integran una sinfonía policromática que marca un pulso poético en cada escena. Letanías corales alternadas gimen con pies descalzos, rodillas desnudas, espaldas encorvadas, cabellos indómitos. Espectros reptílicos, mitológicos y oníricos evocan la fantasmagórica atmósfera dantesca. ¿Será esta travesía un sueño de Dante personaje? ¿O quizás una arquitectura teologal travestida en elementos oníricos?
La puesta propone recuperar el latido poético de Alighieri, la mirada interior de su protagonista homónimo, el enigma de su musa, el arte en la invisibilidad de lo representado. Como lo sugiere el final, la aproximación a la belleza es evanescente. El arte como luz de un rayo sin fulgor.
Lic. Gabriela Ramazzotti
UBA